El vino, las mujeres y las guitarras son los elementos inconfundibles en las canciones de Martín Urieta. A lo anterior, hay que agregarle la tristeza. Con ellos, el compositor michoacano ha creado un repertorio inconfundible que desde principios de los años 90 ha renovado el repertorio de la música ranchera de nuestro país.

A los 15 años, en su natal Michoacán, escribió su primera canción. Estudió para maestro de secundaria en la Normal Superior de su estado y aprendió a tocar guitarra. Muy joven conoció al maestro Bulmaro Bermúdez –el compositor de Caminos de Michoacán–, quien creyó en su talento, pero le sugirió que sus temas fueran más universales, para poder ser conocido fuera de su estado. Un día, en una reunión con amigos empezó a cantar su tema Te me vas al diablo. Entonces, una persona lo interrumpió para recriminarlo por ofender a las mujeres con sus letras. Martín le explicó que, seguramente, se molestaba porque a él nunca lo habían lastimado tanto. “¡No, a mí me han hecho pedazos el alma, pero no voy a andar de chillón! ¡Tú bien sabes que los momentos más bellos nos los han dado las mujeres!” Esta escena lo impactó tanto que lo hizo reflexionar y decidió convertirla en canción. Así nació Mujeres divinas.

Canciones como Bohemio de afición, Las mujeres más bellas y Compréndala fueron cimentando su fama. Pero cuando Vicente Fernández comienza a grabar sus canciones, su popularidad se acrecienta: los mejores momentos como intérprete han sido con las canciones de Martín Urieta, sobre todo cuando canta Acá entre nos, Urge y, naturalmente, Mujeres divinas, el gran éxito de su carrera. Curiosamente, autor e intérprete se conocieron tardíamente, cuando Vicente Fernández llevaba mucho tiempo cantando las canciones de Martín Urieta. También Antonio Aguilar, la Banda El Recodo, Chamín Correa y Gerardo Reyes han interpretado este repertorio considerado ya clásico de la canción mexicana.