Salvador Flores Rivera ostenta un puesto único en la música que ningún otro compositor ha alcanzado: el de "Cronista musical de la Ciudad de México". Sus canciones hablan del mexicano desde su nacimiento hasta su muerte, pasando por su bautizo, sus quince años, su compromiso matrimonial, su boda y sus fiestas. Sus letras han sido estudiadas por poetas, periodistas y sociólogos para desentrañar su capacidad de desentrañar la idiosincrasia capitalina (y por extensión, del mexicano). En sus canciones están los albures, el humor y la parodia. Pero quizá algo tan importante como es el retrato que hizo de una época: los panes, los tacos, los barrios, el léxico popular, las calles, la ciudad de Ernesto P. Uruchurtu El regente de hierro, la ampliación del Paseo de la Reforma, y hasta las típicas promesas sin cumplir que caracterizan a todo el que haya nacido en México.

Nacido en el Barrio de La Merced, Chava Flores vio morir un México y nacer uno nuevo. Una parte de su repertorio está hecho de nostalgia y la otra de carcajadas. Como él decía, nació en un tiempo en que ser pobre no era una tragedia. En un tiempo en que se podía recorrer a pie la capital y conocer los distintos barrios, los cuales tenían tradiciones propias. Se dio a conocer con la canción Dos horas de balazos, un homenaje al cine de barrio que ponía cintas de vaqueros. Su estilo inusitado le abrió las puertas del cine, de la radio y de los discos. Pedro Infante, Tin Tan, Fernando Rosas y Las Kúkaras, entre otros, comenzaron a cantar su repertorio. Más adelante, Chava Flores se convirtió en su propio intérprete, porque además presentaba sus canciones con magníficos monólogos.

Solo para citar algunos de los títulos más populares, mencionemos Sábado, Distrito Federal, quizá la descripción musical más vívida de la capital; El gato viudo, La casa de la Lupe, Voy en el metro, Cerró sus ojitos Cleto, La tertulia, Peso sobre peso (La Bartola), Boda de vecindad, Los gorrones, Martita la piadosa, ¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?, Vino la Reforma, La esquina de mi barrio, Ingrata pérjida y La interesada. Cada una de ellas es una historia perfecta, una crónica que es como un saco que le queda a cada uno de los mexicanos.